lunes, 27 de julio de 2009

3º Día en Horta






Los siguientes días fueron pasando, “Mojados por la lluvia. Bajo las nubes. En el puerto” si lo cuento al estilo de Hemingway, si lo cuento a mi estilo diría “PUTA LLUVIA ¿Dónde cojones esta el anticiclón de las azores?” o algo igual de expresivo, por que la cosa tenía su gracia, durante 2 ó 3 días salías del barco con un sol radiante a algún recado, un gin tonic en el bar de Peter por ejemplo, a los dos minuto se ponía más negro que lo huevos de un grillo, te caía la de Dios es Cristo y entrando por la puerta del café volvía a salir el sol. Pocas veces he podido ver un cambio de tiempo tan rápido. En Canarias el tiempo muda muy rápido y también en el Caribe; pero este sitio se lleva la palma. Esta alternancia meteorológica atacaba lo que siempre ha sido mi punto débil, la ropa; salía con gafas de sol, sombrero, camiseta, sandalias y regresaba listo para el centrifugado y blasfemando en arameo, o salía con botas de agua y chaquetón con la capucha encasquetada y volvía sudando, cegado por el sol, con las katiuscas en la mano y… blasfemando en arameo.

De todas las formas no todo fue gin tonic, mojarme y buscar un lugar en algún círculo del infierno por “tomar el nombre de Dios en vano”; un par de días después de nuestra llegada se nos abarloo un Contest con bandera inglesa, entre cuya tripulación había un español que llevaba años viviendo en una barcaza en el río Támesis. Este marinero, trabajaba en un banco de inversiones hasta que se hartó de esa vida y decidió vivir de su afición y hacerse patrón profesional. Cuando el tiempo lo permitía charlábamos de bañera a bañera sobre nuestros cruceros y el viaje que hicimos Maria y yo a Londres. Sobre este último viaje, cuando le comenté que se me quedó en el tintero visitar el museo naval de Greenwich, tuvo la amabilidad de invitarme a su casa barco para cuando repitiéramos el viaje.
También en el apartado de navegantes y lobos de mar tengo que hablar de un anciano, patrón en solitario de un Ketch de acero con popa noruega. Conocimos a este buen hombre cuando se abarloo a nosotros cuando hacíamos combustible y pude examinar a placer su barco, todo un compendio de añejo buen hacer marinero. Más tarde me dejo asombrado cuado ví donde había atracado; a mi juicio maniobrar en solitario un ketch de popa noruega que desplaza unas 5 veces más que el nuestro, maniobra 10 veces peor y dejarlo donde lo dejó es una hazaña. La imagen de buen marino de este hombre se completó cuando tuve el placer de verlo zarpar; cómo salió del puerto, como izo las velas mientras el yate, perfectamente equilibrado, navegaba solo. Un patrón que habrá olvidado lo que yo no aprenderé en 5 vidas que viva.
Una de las cosas más famosas del puerto de Horta son las pinturas que hacen, para llamar a la buena suerte y como recuerdo de la travesía, los patrones y armadores. Hay tantas que se dice que es la mayor galería de arte del mundo, las hay simpáticas, las que hablan de desarbolamientos y de grandes tormentas, incluso las hay que dan fe de valentia con los calzoncillos sin cagar. Yo me pasé horas mirandolas y fotografiándolas y no vi ni un cuarto de todas las que hay.

No hay comentarios:

Publicar un comentario