-¡Buenas noches Pepe! ¿Ya has acabado?
La pregunta vino de Jean Cloud, sentado como siempre en el banco de estribor de la bañera de su barco, uno de los veleros más cuidados del puerto. El nombre del canoso en boca de Jean Cloud sonaba divertido, una especie de Pepeeé que siempre caía en gracia al algo ya algo menos cabreado (aunque igual de hambriento) barbudo.
- Ya he acabado por hoy; pero mañana más.
En cuanto el hombre contestó Traviesa, la perrita teckel de Jean Cloud, dejó de jugar con los pies de su amo, volvió su cabeza sonriendo a Pepe, siguiendo la conversación que duró un bostezos y medio.
Ya camino de casa, el canoso pensó en Jean Cloud y en lo envidiable que era su vida; jubilado a una edad razonable, pasaba el tiempo puliendo su velero, jugando con su perrita, leyendo en la bañera acompañado de una copa de vino, estudiando español, o disfrutando haciendo algunas chapucillas en otros barcos y por las que encima le pagaban. Siguiendo el hilo de Jean Cloud y su jubilación llegó al de su trabajo; patrón de un barco de salvamento, y en la coincidencia de que en el pantalán había otro con el mismo oficio; aunque todavía en activo y español, tenían en común el amor por el mar, por su velero y por las cosas bien hechas, lo que hacía aun más triste el hecho de que no se hablaban, todo por un absurdo malentendido que ocurrió a raíz de……
otro día más
La pregunta vino de Jean Cloud, sentado como siempre en el banco de estribor de la bañera de su barco, uno de los veleros más cuidados del puerto. El nombre del canoso en boca de Jean Cloud sonaba divertido, una especie de Pepeeé que siempre caía en gracia al algo ya algo menos cabreado (aunque igual de hambriento) barbudo.
- Ya he acabado por hoy; pero mañana más.
En cuanto el hombre contestó Traviesa, la perrita teckel de Jean Cloud, dejó de jugar con los pies de su amo, volvió su cabeza sonriendo a Pepe, siguiendo la conversación que duró un bostezos y medio.
Ya camino de casa, el canoso pensó en Jean Cloud y en lo envidiable que era su vida; jubilado a una edad razonable, pasaba el tiempo puliendo su velero, jugando con su perrita, leyendo en la bañera acompañado de una copa de vino, estudiando español, o disfrutando haciendo algunas chapucillas en otros barcos y por las que encima le pagaban. Siguiendo el hilo de Jean Cloud y su jubilación llegó al de su trabajo; patrón de un barco de salvamento, y en la coincidencia de que en el pantalán había otro con el mismo oficio; aunque todavía en activo y español, tenían en común el amor por el mar, por su velero y por las cosas bien hechas, lo que hacía aun más triste el hecho de que no se hablaban, todo por un absurdo malentendido que ocurrió a raíz de……
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