viernes, 3 de agosto de 2007

Capítulo 19

....., que gobernando con mano segura tomaba bifurcaciones en los canales, recorriendo sitios cada vez más espectaculares; los navíos eran mayores si es que eso era posible, con elegantes miradores en las popas llenas de tallas pintadas de vivos colores. Sobre los muelles se veían, detrás de los enormes mástiles y vergas, vergeles y bellos palacios plagados de torreones, logias y agujas. Todo esto se reflejaba, con perfecta simetría en las tranquilas aguas de los canales; sin embargo toda esa maravilla no es lo que en esos momentos atrae la atención del en otro tiempo canoso, pues sus ojos solo miran a uno de los veleros atracados. Este barco no es el más grande; pero sin duda es el más hermoso, de líneas finas y proporcionadas destaca como una bailarina en medio de una compañía de coraceros. También destaca por que de sus cubiertas sale música, no precisamente marcial y por que en el mirador de popa hay una mujer, una extraordinaria joven vestida de sedas vaporosas que en cuanto ve a la falúa se vuelve hacia la gran cabina llamando con gestos y risas cristalinas a sus habitantes, una docena de bellas como ella, a cual más hermosa. ¿De que paleta de que dios pagano del amor podrían haber salido? Viéndolas al antiguo barbicano se le ha olvidado respirar; pero recupera el resuello cuando cae en la cuenta de que la falúa se dirige a ese bajel de ensueño, cosa que no hacen las bellas jóvenes cuando también caen en la cuenta del cambio de rumbo, redoblando sus risas y gritos de alegría. Cada vez más cerca........

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