......., el timonel ordena levantar los remos, luego abatirlos y al primer remero de estribor que se prepare con el bichero y....PLOC, para horror del uniformado comandante de la lancha, su embarcación ha golpeado y estropeado la perfecta pintura del bajel. Además el marinero de proa ha enganchado el bichero en un tritón tallado y le ha sacado astillas del brazo. PLOC... otro golpe que ha acallado las risas de las doncellas, el barbicano estrangula una blasfemia en su garganta y murmura a los marineros y al timonel los horrores que se están ganado: les arrancará la piel a tiras con un vergajo hecho con sus propias pollas, los pasará por debajo PLOC de la quilla hasta desgastar el forro con sus miserables espaldas, los colgará en la verga más alta de los pulgares lastrados de los huevos con balas de cañón del 36, les PLOC.... otro golpe, esto ya es demasiado, se vuelve hacia el timonel y la mirada de ira muere en sus ojos; a la caña está otra vez el monje que con un gesto burlón retira PLOC su capucha descubriendo, para su sorpresa, la cara de Juan Carlos el Mejicano.
PLOC, barbas... PLOC ¿estas ahí? El barbas, otra vez con el pelo blanco, se sorprende al encontrarse tumbado en la familiar conejera del su velero, empujado por la voz que lo llama desde fuera. Ha sido todo tan brusco que se siente como una media de seda que cubría el muslo de una mujer, hasta que la arrancaron de un sitio mejor para acabar en la cesta de la ropa sucia.
PLOC ¿No estarás dormido? Aquí se no duerme nadie. El barbicano, haciendo gala de una fuerza de voluntad exagerada, asoma la cabeza por el portillo para encontrarse a ..................
PLOC, barbas... PLOC ¿estas ahí? El barbas, otra vez con el pelo blanco, se sorprende al encontrarse tumbado en la familiar conejera del su velero, empujado por la voz que lo llama desde fuera. Ha sido todo tan brusco que se siente como una media de seda que cubría el muslo de una mujer, hasta que la arrancaron de un sitio mejor para acabar en la cesta de la ropa sucia.
PLOC ¿No estarás dormido? Aquí se no duerme nadie. El barbicano, haciendo gala de una fuerza de voluntad exagerada, asoma la cabeza por el portillo para encontrarse a ..................
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