jueves, 5 de julio de 2007

Capítulo 9

…………….., buscaría la ayuda de un profesional.
Ya en el trabajo rebuscó en su agenda, consultó alguna web y con el resultado hizo una llamada telefónica, expuso someramente su problema y todo quedó solucionado con una lapidaria respuesta "déjalo en mis manos" de su interlocutor. El barbado nunca intentaba saber que había detrás de esa sentencia, que palancas utilizaría esa voz para conseguir desatascar los expedientes, que cabeza de caballo aparecerá en que cama, ni que proposiciones irrechazables se harán; hay cosas que es mejor desconocer.
Son las 1430, el canibarbo es un hombre libre, como todos los días a esa hora, la mejor del día y con el tiempo justo para pasar por casa para cambiarse y coger alguna herramienta vuelve a su querencia. Mientras camina hacia el deportivo piensa en lo que va a hacer hoy; si quiere cerrar definitivamente el tambucho no le queda más remedio que conectar todo el sistema de viento y la electrónica, al fin y al cabo por algo se quedó cableando hasta las tantas el día anterior . También piensa, un poco de pasada, en todos los palos que ha tocado para poder montar los instrumentos, laminar con fibra y poliéster los boquetes que dejaron los viejos cacharros analógicos que desmontó, labrar, pulir y barnizar una tabla de vitacola donde montar la nueva electrónica, la planificación del cableado y al final la conexión de los 10 cables y 25 terminales; trabajos que normalmente harían 3 técnicos diferentes y que el pelicano es capaz de hacer con notable maestría. Sumergido estaba el canoso en este autobombo, cuando al final del pantalán vio una figura que le resultó familiar ¡Virgen santa si es……………

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